Las quejas de hoy:
Qué desagradable sorpresa al encontrarme que la sobre-portada del diario ácido desoxirribonucléico de hoy era un anunciaco de telemadrid, además
el escrito de mi mentor Daniel R. Caruncho no ha estado demasiado ducho en eso de revigorizarme el día.
Para rematar la lectura de celulosa, qué mejor que la columna llamada THE END (sin partirnos demasiado la cuerna) en la que los miércoles escribe Ángela Becerra y que hoy lleva por título "Esa envidia tan...".
Me estoy dando cuenta de que mi vida está sembradita de deseos destructivos. A mi lado, Carrie era poco más que la Madre Teresa. Argh!
La barbarie me atrae y me reconforta. La gente decente pone el grito in the sky (with diamonds) y dice eso de: esque no hay explicación posible para que un chaval agarre un rifle y se cebe en una matanza primaveral. Bueno, en mi opinión hay que estar muy desinformado y ser muy hipócrita para decir eso de "no me cabe en la cabeza que ocurran cosas de estas". Amigos, quién no deseaba, cuando estaba en el cole, que se quemara con todos los profesores "malos" dentro, o fuera. Quien diga que nunca ha sentido deseos de matar a alguien que tire la primera piedra (y que tenga cuidado de no abrirle la cabeza a alguien cuando lo haga).
A mí lo que no me cabe en la cabeza es que un tío con varias denuncias por acoso a sus espaldas e ingresado en una institución mental ande tan campante con un arsenal de diez rifles.
Aunque noto cierta similitud en el hecho de que una persona como yo ande tan campante con la posibilidad de crear un blog y hacer apología del odio.
Todo esto venía a que la susodicha periodista, en la columna de hoy decía frases como: "...la energía invertida en los buenos deseos siempre impulsa e ilusiona, mientras que la consumida en odios y envidias al final siempre corroe y frena." o "Una persona [...] que centra su riego cerebral en el odio o en la envidia al final siempre acaba paria, encogido y lastrado intelectual, porque en lugar de enriquecer su destino con sus propias ideas, se enroca, enrolla y retuerce en los picores de su propia sarna."
Por lo visto yo soy la única persona (aberrante, por supuesto) a la que el odio no sólo no frena, sino que además le enriquece y le estimula a tener sus propias ideas (dios mío, solo de leerme
me retuerzo en esta sarna emocional...).
Debería estar avergonzada por tener estos pensamientos, chicuelos??
Si sigo en estos vicios, algún día alguien me dará algun palo de los buenos, de esos que cuentas a los nietos, o que no cuentas, porque ya no sobrevives.
Y entonces es cuando mi teoría se verá verificada y demostrada mejor que con una moneda de 5 céntimos: el odio al prójimo hace reflexionar, crea opinión y motiva acción.
Me gustaría más morir por la causa que morir por un cáncer de fumadora pasiva.
Me estoy dando cuenta de que mi vida está sembradita de deseos destructivos. A mi lado, Carrie era poco más que la Madre Teresa. Argh!
La barbarie me atrae y me reconforta. La gente decente pone el grito in the sky (with diamonds) y dice eso de: esque no hay explicación posible para que un chaval agarre un rifle y se cebe en una matanza primaveral. Bueno, en mi opinión hay que estar muy desinformado y ser muy hipócrita para decir eso de "no me cabe en la cabeza que ocurran cosas de estas". Amigos, quién no deseaba, cuando estaba en el cole, que se quemara con todos los profesores "malos" dentro, o fuera. Quien diga que nunca ha sentido deseos de matar a alguien que tire la primera piedra (y que tenga cuidado de no abrirle la cabeza a alguien cuando lo haga).
A mí lo que no me cabe en la cabeza es que un tío con varias denuncias por acoso a sus espaldas e ingresado en una institución mental ande tan campante con un arsenal de diez rifles.
Aunque noto cierta similitud en el hecho de que una persona como yo ande tan campante con la posibilidad de crear un blog y hacer apología del odio.
Todo esto venía a que la susodicha periodista, en la columna de hoy decía frases como: "...la energía invertida en los buenos deseos siempre impulsa e ilusiona, mientras que la consumida en odios y envidias al final siempre corroe y frena." o "Una persona [...] que centra su riego cerebral en el odio o en la envidia al final siempre acaba paria, encogido y lastrado intelectual, porque en lugar de enriquecer su destino con sus propias ideas, se enroca, enrolla y retuerce en los picores de su propia sarna."
Por lo visto yo soy la única persona (aberrante, por supuesto) a la que el odio no sólo no frena, sino que además le enriquece y le estimula a tener sus propias ideas (dios mío, solo de leerme
me retuerzo en esta sarna emocional...).
Debería estar avergonzada por tener estos pensamientos, chicuelos??
Si sigo en estos vicios, algún día alguien me dará algun palo de los buenos, de esos que cuentas a los nietos, o que no cuentas, porque ya no sobrevives.
Y entonces es cuando mi teoría se verá verificada y demostrada mejor que con una moneda de 5 céntimos: el odio al prójimo hace reflexionar, crea opinión y motiva acción.
Me gustaría más morir por la causa que morir por un cáncer de fumadora pasiva.
Espero vuestras respuestas e increpaciones.
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