viernes, 28 de diciembre de 2007

for people who want tomorrow's writings today


Bueno, tengo esto un poco abandonaíco. Publico más en el blog platanero, porque lo lee más gente y eso, pero algún día regresaré a este mi pequeño rincón para lectores selectos (y escasos).
Bien, tengo que anunciaros que estoy escribiendo mi primer libro!! Lo mismo esta tarea se demora hasta tiempos insospechados, pero el hecho de haber empezado ya es un gran paso. A lo mejor para dentro de veinte navidades, puedo regalaros un ejemplar en pdf.
De momento, éstas os las felicito de vivo escrito. No os deseo más de lo que os deseo siempre, porque no entiendo, porque sea diciembre, que haya que desear con más ahínco: yo espero que siempre esteis y estemos bien. Yo, personalmente, no tengo demasiadas esperanzas puestas en el año 2008, porque el ocho es un número bastante feo (sólo pensad que es el doble de cuatro... puaj!), pero bueno, a ver qué tal se porta. Cuidadito con las elecciones generales, por favor.


Sin más, nos veremos y leeremos el próximo añaco.
Gracias, queridos amigos y amigas, por depositar vuestra confianza y vuestro tiempo en mí, al igual que yo la deposito en vosotros. .

domingo, 11 de noviembre de 2007

Eres un imán


Me cuesta escribir en esto, la verdad que sí.
A veces me esfuerzo un poco para escribir algo, estimular las circonvoluciones y parir algo lo suficientemente interesante como para subirlo al ciberespacio, pero ni con esas consigo nada. Por el contrario, otras veces, de repente y sin quererlo, mis dedos se dejan llevar por inspiraciones inexplicables y sonrío.


Es el problema del lenguaje: es limitado; la imaginación, no. El lenguaje es el obstáculo de la transmisión de pensamientos, queridos amigos. Haced caso a esta perra sabia, que sufre por no poder mostrar al mundo todas las maravillas, todos esos impulsos eléctricos en definitiva, que son capaces de gestarse en su cabeza.
Aún así, hemos intentado un nuevo medio para dar rienda suelta a nuestra verborrea incontrolada, una nueva manera de canalizar todo el éxtasis que llevamos dentro: Plátano Gordo (El blog festivo-cooltural que a todos los niños gusta!)




Escribiéndole un texto a mi amiguete Davhool(igan) me he puesto a pensar en cosas muy tristes pero bonitas (que, en mi vida, muchas veces van de la mano). Concretamente en ese esfuerzo que tenemos que hacer para que la diplomacia brille cuando alguien trata ansiosamente de meterse en nuestra vida, nuestra noche, nuestra cama y nuestro corazón (a veces el alcohol ayuda a que te pidan desayunarte el tuétano al día siguiente). Te vuelves todo sonrisa, todo amabilidad, todo suavidad femenina para despacharle de la manera más indolora posible. Estupendo, lo aplaudo. Sin embargo, cuando los papeles se cambian y te aproximas a hacer algo parecido, los portazos y los No rotundos son el pan de cada intento. Sin anestesia, sin redondear las esquinas para no pincharse, para no abrirte en canal, para no sentir que te rasgan de arriba a abajo. Los "quizás" y los "tal vez" son disparos a bocajarro contra las expectativas. La cortesía que te devuelven es inversamente proporcional a la sinceridad de las propuestas que tú ofertas.

¿Nunca os habéis parado a pensarlo? Yo cada vez que tengo que poner sonrisa de posado de bautizo a alguien. No son muchas las veces, casi siempre mis sonrisas son veraces y cándidas (y porque ligo menos que el Joven Rappel, para qué engañarnos), pero aún así, siempre que tenso los labios como si me tiraran de un hilo invisible que me sale desde la nuca, no puedo evitar pensar que en el fondo estoy haciendo un favor, una concesión. Y luego continúo la charla y escupo rechazos de la manera más dulce que me sale, de la mentira más amistosa.


En definitiva, ¿es mejor adornar la respuesta para suavizar, aunque con esto corremos el riesgo de confundir y sentirnos cobardes y manejados, o explicar la cruda realidad aún cuando la otra persona es posible que se parta en dos delante de ti?

Que linda controversia, amiguetes, ojalá fuéramos todos hermafroditas.



Es vivir.


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lunes, 17 de septiembre de 2007

Lo que hay fuera de tu hotel



Volví en todos los aspectos. Volví de mis viajes, volví a Madrid. Volví para empezar una nueva rutina, tan nueva que ni siquiera puedo nombrarla como tal.
Volví de ser inmensamente feliz junto a los míos, de despertar con el sabor de las endorfinas en la boca, con la humedad del mar pegada a la piel, con una melodía pegadiza vibrando en mis tímpanos.
Volví a mi vida normal, dándome cuenta de lo afortunada que soy por haber nacido una hora y media (en avión) más lejos del Marruecos que no ve Brad Pitt cuando se va de escapada exótica.
Vuelvo supurando amor para todos. Porque a mi ya no me cabe dentro.


Y quiero comenzar el nuevo curso, y a la vez finiquitar el verano más intenso de mi vida, contando una historia de un personaje que sin duda ha sido una figura clave en mis veranos, mi pueblo y en definitiva, mi vida (el nombre está modificado, claro).


"Cuando conocí por primera vez a P. Cantropus él ya usaba ojo de cristal. Me costó tiempo darme cuenta de que era el derecho.
Cuando el pobre P. Cantropus andaba porculeando al personal, cuando sus manos aferraban con fuerza mis brazos de seisañera, ya entonces le faltaban dos dedos en una mano y otro más en la segunda. Alguna máquina maldita se los habría tragado.
Y cuando mis gritos le suplicaban que por favor no me tirara al agua helada de la piscina, mientras yo me retorcía como un pequeño reptil miedoso, él ya empezaba a olerse que su vida no le iba a traer más que desventuras.

P. Cantropus tenía dos hijos y una esposa bella. El mayor acabó conduciendo su coche con las ventanillas bajadas para que el barrio bailara al ritmo de su "Máquina Total vol.3" y luciendo los pantalones de chandal del ejército aún cuando éstos hacía varios años que se habían pasado de moda. Su otra hija había heredado sus ojos verdes (aunque ella poseía los dos), bonitos, pero apenas había cumplido ella su decena, cuando su madre decidió plantar a su marido e irse con otro hombre. Lejos, muy lejos.

Pasaron los años y poco se supo de P. Cantropus. Yo me hice mayor, y, aunque ya no venía a molestarme fisicamente, le seguía temiendo. Se fue de la casa donde había vivido desde siempre, que para variar era un pequeño cuchitril con las vayas pintadas de color verde, con un cartel de "cuidado con el perro" a pesar de que el único personaje que poseía fauces caninas era él mismo, motivo por el cual nunca tuvo mucha suerte con las mujeres desde que su mujer le abandonó.
Le retiraron el permiso de conducción del tractor ruidoso que llevaba a todas partes. Yo, la verdad, estuve agradecida; sin embargo sí llegué a sentir una emoción parecida al escandalizarse cuando me enteré de que le habían despedido del trabajo que había mantenido a él y a toda su familia desde siempre. Tuvo que irse de camarero a un bar-restaurante frecuentado por una relativa alta sociedad, que sin duda comentaba de él todo injurias y escarnios.

Por si todo lo anterior no era suficiente, el pobre P. Cantropus sufría de una mala enfermedad llamada xenofobia. En su pueblo natal no tenía muchas posibilidades de curarse, ya que la cantidad de extranjeros era la adecuada para no sufrir sino recaídas y estar con malestar todo el día. P. Cantropus hubiera jurado en hebreo si sus males no le hubieran hecho creer que dicho idioma era poco respetable. Sin embargo, contra todo pronóstico, consiguió curarse levemente, lo suficiente para que fuera capaz de encontrar el amor en una joven sudamericana. Parecía que su vida volvía a recolocarse, amaba y era amado.

Ay, ingenuo. Cuando creía que la vida le había brindado las situaciones más lastimosas y las bromas más macabras, su novia murió. Y con ella todas sus esperanzas.

Años después, yo veo a P. Cantropus en todas partes. Le veo en las palabras, en las escenas de películas. Le veo reflejado en la vida de otros.
Actualmente él sigue vivo, pero ya no sube a las fiestas. Descuida su higiene personal, y aunque no tiene el síndrome de Diógenes y se mantiene más o menos joven y en forma, sus Munich de fútbol sala tienen unos agujeros imperdonables."



Con guarnición de léxico, esta historia es verdadera al cien por cien. Ahora, sentíos afortunados por tener percepción de profundidad.

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viernes, 25 de mayo de 2007

snacks: pollos & diamantes


Una vez más, he desempolvado las chirucas y me he subido a lo alto de un promontorio (de altitud variable) para hacer de vuestro mesías. He venido a compartir con vosotros esta revelación que he tenido:

Como no soy comparable con Zaratustra, en este caso hablaremos de aperitivos.
Específicamente de las patatas Hacendado con sabor a pollo asado (fabricadas por grefusa), que - ¡oh, milagro! - saben verdaderamente a pollo asado.
Estoy empezando una tesis muy completa sobre este hecho, que será concluida cuando la bolsa de 160gr se acabe también.
Cuando probé la primera patata, inmediatamente me vino a la mente la escena de Matrix en la que Neo está comiendo esa especie de arroz con leche, a base de proteína unicelular, (que por cierto, que alguien me explique cómo una proteína puede ser unicelular) y entonces el chavalín que tiene por apodo Ratón dice eso de “¿cómo sabrá Matrix el sabor del pollo? A lo mejor se equivocó y por eso hay tantas cosas que saben a pollo.”

Me visualicé la película para cerciorarme de aquello, y sí.
Después, seguí mis investigaciones a la hora de la cena, dando a mi paladar la misión de desentrañar los misterios del saborizante que contiene la patata frita (unicelular) y eureka! No saben a pollo asado! Sino a una especia que se le echa siempre al pollo cuando se le asa, que junto con el aceite de la fritura patatíl, imita el sabor de la salsa del pollo asado.
Porque claro, ¿por qué sabe a “asado” y no a pollo frito? He aquí la respuesta. Al gustarlo, asociamos ese sabor con el pollo asado y pensamos: “que jodíos, si que sabe a pollo de verdad”.


Qué truco psicológico más sibilino!



Cuando me leo, me recuerdo al profesor Farnsworth de futurama, cuando explica sus inventos y sus teorías. Qué bonito.






Matrix, Futurama, Mercadona... el futuro es hoy.

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martes, 1 de mayo de 2007

Corre, que me da la risa





A veces creo que no voy a poder frenarme nunca.
A veces creo que voy a morir de un infarto (cerebral) antes de podernos ir de viaje. No tan a veces suelo pensar que cuando muera, lo haré creyendo que soy otra persona, y moriré mentalmente mucho antes que fisiologicamente. Y si no, hay muchas posibilidades de que muera este próximo 18 de mayo, junto a todos mis compañeros, y por mí primero.
Me estoy leyendo un libro que me está cambiando la vida: La insportable levedad del ser (hola lucy!). Es como leer una biografía de ti mismo, como si cada página se escribiera con lo que has pensado la noche anterior, con cómo te has sentido la semana pasada, y sin duda, es una premonición de cómo te sentirás de aquí a unos años/meses/días.
A veces creo que vivo en un constante deseo de caer.


A veces creo que vivo en la cima de la pirámide de Maslow, que tengo unas nuevas necesidades no clasificadas, no nominalizadas, las cuales no puedo satisfacer, y por ello sufro ("porque el hombre no se conforma con vivir, quiere vivir bien"). ¿Qué puede querer el hombre una vez auto-realizado? ¿Serán las religiones la alternativa de los hombres auto-realizados con sed de "ir más allá"? ¿Qué pasa cuando alguien completa todas las necesidades estipuladas? ¿Esque psicologicamente no existen más? ¿Nadie puede querer nada más?




"La idea de no poder ser más feliz de lo que ya he sido, precisamente me hace no serlo."
Alicia Plaza




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miércoles, 18 de abril de 2007

Tiempo de catarsis (I)




Las quejas de hoy:


Qué desagradable sorpresa al encontrarme que la sobre-portada del diario ácido desoxirribonucléico de hoy era un anunciaco de telemadrid, además
el escrito de mi mentor Daniel R. Caruncho no ha estado demasiado ducho en eso de revigorizarme el día.

Para rematar la lectura de celulosa, qué mejor que la columna llamada THE END (sin partirnos demasiado la cuerna) en la que los miércoles escribe Ángela Becerra y que hoy lleva por título "Esa envidia tan...".
Me estoy dando cuenta de que mi vida está sembradita de deseos destructivos. A mi lado, Carrie era poco más que la Madre Teresa. Argh!
La barbarie me atrae y me reconforta. La gente decente pone el grito in the sky (with diamonds) y dice eso de: esque no hay explicación posible para que un chaval agarre un rifle y se cebe en una matanza primaveral. Bueno, en mi opinión hay que estar muy desinformado y ser muy hipócrita para decir eso de "no me cabe en la cabeza que ocurran cosas de estas". Amigos, quién no deseaba, cuando estaba en el cole, que se quemara con todos los profesores "malos" dentro, o fuera. Quien diga que nunca ha sentido deseos de matar a alguien que tire la primera piedra (y que tenga cuidado de no abrirle la cabeza a alguien cuando lo haga).
A mí lo que no me cabe en la cabeza es que un tío con varias denuncias por acoso a sus espaldas e ingresado en una institución mental ande tan campante con un arsenal de diez rifles.
Aunque noto cierta similitud en el hecho de que una persona como yo ande tan campante con la posibilidad de crear un blog y hacer apología del odio.

Todo esto venía a que la susodicha periodista, en la columna de hoy decía frases como: "...la energía invertida en los buenos deseos siempre impulsa e ilusiona, mientras que la consumida en odios y envidias al final siempre corroe y frena." o "Una persona [...] que centra su riego cerebral en el odio o en la envidia al final siempre acaba paria, encogido y lastrado intelectual, porque en lugar de enriquecer su destino con sus propias ideas, se enroca, enrolla y retuerce en los picores de su propia sarna."
Por lo visto yo soy la única persona (aberrante, por supuesto) a la que el odio no sólo no frena, sino que además le enriquece y le estimula a tener sus propias ideas (dios mío, solo de leerme
me retuerzo en esta sarna emocional...).
Debería estar avergonzada por tener estos pensamientos, chicuelos??
Si sigo en estos vicios, algún día alguien me dará algun palo de los buenos, de esos que cuentas a los nietos, o que no cuentas, porque ya no sobrevives.
Y entonces es cuando mi teoría se verá verificada y demostrada mejor que con una moneda de 5 céntimos: el odio al prójimo hace reflexionar, crea opinión y motiva acción.
Me gustaría más morir por la causa que morir por un cáncer de fumadora pasiva.




Espero vuestras respuestas e increpaciones.
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martes, 10 de abril de 2007

Simu Lacroix idad




Determine las características lingüísticas del texto que se propone:

" Tomás se decía: hacer el amor con una mujer y dormir con una mujer son dos pasiones no sólo distintas sino casi contradictorias. El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer). "


La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera. (soy una Kunderaaaa, Kunderaaaaa.... basta!)





Este jueves día 12 de abril, cumpleaños de uno de mis múltiples novios, concretamente el que menor masa encefálica posee (Brendon Urie), que estrena la veintena, estoy citada ni más ni menos que para la realización de una prueba simu-lacra de lenguaje e idioma castellano, completamente prescindible, voluntaria y que no cuenta para nada en la nota final. Muy bien. Aún así me estoy preparando unos apuntes muy molones, policromados y además limpios y organizados que harán mis delicias cuando junio venga a rondarme. Muy bien.

Como véis, en cuanto tengo un rato de tiempo libre, no hago sino absorber todos los conocimientos posibles, y cuando me sumerjo en el placer de la lectura, siempre lo hago desde una perspectiva esponjil que hace que copie párrafos y frases por doquier, que nunca vienen mal como recurso para el subnick del messenger, si me apuráis, para practicar con los textos argumentativos.

DORMIR vs. DARLE AL FORNICIO
AMOR vs. SI TE HE VISTO, DE VERDAD QUE NO CAIGO.



Bueno, como véis hoy no ha habido queja explícita, pero no os preocupeis, que la próxima entrega se titulará: "¿Por qué nadie se leyó mi anterior entrada?".

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viernes, 16 de marzo de 2007

Mi hobbie favorito

quejar.

(Del lat. *quassiare, de quassare, golpear violentamente, quebrantar).

1. tr. aquejar.

2. prnl. Expresar con la voz el dolor o pena que se siente.

3. prnl. Dicho de una persona: Manifestar el resentimiento que tiene de otra.

4. prnl. Manifestar disconformidad con algo o alguien.

5. prnl. Presentar querella.





Mi orden de prioridad: 4 - 3 - 2 - 5 - 1
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